Nuestra mirada


Nuestra mirada sobre el sufrimiento en la infancia hoy

El sufrimiento de los niños se ve signado por los avatares y características propias de la época. Momentos donde la violencia, el consumo, la primacía de la imagen sobre el encuentro con otros, la búsqueda permanente del éxito, la necesidad de inmediatez en detrimento de los procesos, el exceso de información y la estimulación audiovisual permanente los afecta tanto a ellos como a sus familias.


Ante esta situación, nos encontramos con niños que manifiestan su sufrimiento de diferentes maneras: algunos se mueven demasiado o, por el contrario, se sobreadaptan; otros se frustran muy fácilmente, se aburren o retraen; a muchos les cuesta prestar atención, aprender, respetar reglas, esperar.


Todas estas manifestaciones son las formas en las que los niños expresan su pedido de ayuda para que un otro, adulto, lo escuche.


Hoy en día prima, en muchos ámbitos, una mirada reduccionista de las problemáticas que aquejan a los niños, utilizando una multiplicidad de “etiquetas diagnósticas” (ADD, ADHD, TGD, TOC, Trastorno negativista desafiante, entre otros) para nombrarlos simplificando y silenciando, muchas veces, aquello que está ocurriendo o que lo determina.  Estas siglas agrupan manifestaciones similares que pueden estar originadas por muy diversos motivos (pérdidas, separaciones, cambios, celos, envidia, entre otros). 


Como profesionales dedicados al trabajo con niños sabemos que un niñ@ es un sujeto en crecimiento, en proceso de cambio y transformación permanente. Por este motivo, no podemos plantear diagnósticos al modo de cuadros fijos. Sabemos que el sufrimiento de un niñ@ no implica necesariamente un cuadro psicopatológico y nos abocamos a trabajar y poner a jugar este sufrimiento, dándole lugar al despliegue de su singularidad, permitiendo su alivio y resolución/elaboración, produciendo y posibilitando cambios.