Por la Lic. Sabrina Santesteban [i]
La prevalencia de sobrepeso y obesidad a nivel mundial es un tema que no
deja de impactar. La obesidad infantil está en aumento tanto en países
desarrollados como en países vías de desarrollo.
Veamos algunos datos…
De acuerdo a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación), en los últimos años se han verificado cambios
llamativos en los patrones de consumo de alimentos, y por ende en la situación
nutricional de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe.
Hace pocos años atrás existía un predominio de desnutrición
infantil; hoy el panorama ha cambiado radicalmente y estamos sufriendo una
notable prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil, conocidos como la “doble
carga” de la malnutrición.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el sobrepeso y la
obesidad infantil constituyen uno de los principales problemas de salud pública
del siglo XXI. Tal es así, que se calcula que la obesidad infantil se ha casi
triplicado en los últimos 30 años.
La obesidad es un importante factor de riesgo de enfermedades
crónicas no transmisibles, como la hiperlipidemia, enfermedades
cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la
osteoartritis, entre otras.
¿Cuál es la situación en Argentina? Según datos del 2010 de la
Base de Datos Global sobre Crecimiento Infantil y malnutrición de la OMS,
Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en niños y niñas
menores de 5 años en la región de América Latina, con un 7,3% de prevalencia.
Coincidentemente con estos números, la ENNyS (Encuesta Nacional de Nutrición y
Salud) del año 2004-2005, señala una prevalencia de obesidad del 10,4% en niños
y niñas de 6 meses a 6 años de edad. Asimismo, la Encuesta Mundial de Salud
Escolar del 2012, realizada a adolescentes entre 13 a 15 años, también arroja
resultados alarmantes: el 28,6% de los estudiantes tenían sobrepeso, mientras
que un 5,9% padecían obesidad.
De hecho, se estima que 1 de cada 200 casos de sobrepeso u
obesidad infantil obedece a causas genéticas. En base a este último dato, los
interrogantes son: ¿Por qué hoy sufrimos esta epidemia? ¿Cuáles son las causas
de los 199 casos restantes de sobrepeso u obesidad infantil?
La respuesta la obtenemos
simplemente mirando a nuestro alrededor. Hoy en día vivimos en un ambiente que
podríamos denominar “obesogénico”. Todo lo que nos rodea favorece al
sedentarismo y al aumento del tejido adiposo (grasa). Este entorno “tóxico” en
el que nuestros niños y adolescentes viven, es el resultado de la combinación
de un macro y microambiente obesogénicos.
El macroambiente obesogénico se encuentra principalmente
conformado por la industria alimentaria: oferta excesiva de
alimentos que resultan “adictivos” (ricos en grasas, hidratos de carbono y
sal); y marketing agresivo para promocionar sus productos en
detrimento de alimentos más saludables (ricos en fibras, proteínas, vitaminas y
minerales). Otros componentes obesogénicos de dicho macroambiente son la
industria del confort y del entretenimiento, las cuales incitan a que el niño
no se mueva y que todo lo obtenga con un simple “click”. Pensar en juegos al
aire libre es hablar de un pasado muy lejano…
El microambiente obesogénico se encuentra principalmente
conformado por el entorno familiar y escolar. El
aumento del consumo de comidas procesadas y la pérdida de la costumbre familiar
de compartir la mesa, son características de los últimos años.
Es en este microambiente, entonces, donde los adultos podemos
intervenir, eligiendo ser espectadores o partícipes en
esta historia.
Si elegimos el rol de espectador, las consecuencias
están a la vista: una epidemia, ya instalada (que llegó para quedarse) de
sobrepeso y obesidad infantil.
En cambio, nuestro desafío y responsabilidad están en ser partícipes,
en fomentar desde casa hábitos y costumbres sanas en nuestros niños.
Al igual que todos los hábitos, los alimentarios y de actividad
física, se forman en la niñez pueden perdurar intactos, o con algunos
cambios, para toda la vida. Para poder lograr que las futuras generaciones
adopten un estilo de vida saludable, es imperiosa la necesidad de crear en los
niños esos hábitos lo más pronto posible.
Lo que complica aún más este panorama, es la presión social que
estos niños sufren, desarrollen o no sobrepeso u obesidad. Si bien las
consecuencias biológicas de esta enfermedad tienen alta implicancia en la vida
adulta de un niño, la consecuencia más extendida en la infancia y adolescencia
es del orden psicosocial.
La sociedad y la mirada del otro nos dictan, “entre
líneas”, que para lograr éxitos, debemos ser delgados. El mensaje
parecería claro: no hay lugar (en ningún sentido) para personas gordas en el
mundo actual.
Los niños no escapan a esta realidad, y en reiteradas ocasiones son los
adultos a su cargo quienes dan estos mensajes. A través de miradas y
comentarios hirientes, aunque sean sin mala intención, van dejando marcas,
influyendo así en la formación de la personalidad del niño.
Un niño en crecimiento es un niño que está muy atento a todo lo que lo
rodea, con la finalidad de aprender e imitar lo que los adultos decimos y
hacemos. Debido a la sobreestimulación que los niños actualmente reciben, es a
muy temprana edad que comienzan a reproducir los mensajes que se les da. Dentro
de estos mensajes, están los relacionados con los hábitos alimentarios y con
los de movimiento, como así también los mensajes en relación a su propio
cuerpo.
Hay evidencia sustancial de que el sobrepeso y obesidad infantil
tienden a persistir en la vida adulta y que aumentan el riesgo de
morbi-mortalidad.
Según la Asociación Americana de Pediatría (AAP), es
imprescindible que el paciente adquiera la suficiente destreza como para
gestionar por sí mismo todo lo relacionado con sus hábitos de salud. Como
profesionales debemos fomentar el conocimiento de herramientas o habilidades
que permitan que el niño y su familia se conviertan en "timoneles"
de su propia salud.
Concluyendo, considero que para llegar a ser “timoneles” de
nuestra salud, tal como lo plantea la AAP, es crucial la REFLEXION sobre este
problema; RECONOCER que somos parte del mismo; HACERNOS CARGO del rol que
queremos ocupar; pero más crucial aún, es ACTUAR cuanto antes.
REFERENCIAS:
- “Panorama de seguridad
alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe”, Oraganización de las
naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 2010. Disponible
en: http://www.rlc.fao.org/uploads/media/panorama10_03.pdf
- “Estudio descriptivo de
la situación nutricional en niños de 6-72 meses de la República Argentina.
Resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS)”, 2009.
Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0325-00752009000500005
- “Encuesta Mundial de Salud
Escolar, Argentina 2012”, Disponible en: http://www.msal.gov.ar/ent/images/stories/vigilancia/pdf/2014-09_informe-EMSE-2012.pdf
- “Prevalencia de obesidad en
una población de 10 a 19 años en la consulta pediátrica”.
Especializada
en educación alimentaria en niños y familias. Co-directora
en Nutrición Más Servicios - asesoramiento nutricional a colegios, empresas,
restaurantes y medios de comunicación. Coordinación
de grupos con sobrepeso, obesidad y trastornos de alimentación en Dieta Club
Dr. Cormillot.
Atención personalizada a domicilio.