Grupos de parentalidad y discapacidad



Lic. Ruth Kazez[i]
 El diagnóstico de discapacidad de un hijo marca una bisagra en la vida de los padres, que deberán conectarse con una realidad diferente de la esperada e imaginada, habitada por profesionales, reeducadores, instituciones, educadores y otros padres. El hacer lugar a un hijo inesperado que trae consigo un conjunto de elementos desconocidos, se ve acompañado por el hecho de que tempranamente deben tomar decisiones que tendrán consecuencias duraderas para todo el grupo. Decimos tempranamente no sólo porque se toman cuando los niños son pequeños sino también porque esto ocurre en un momento en el cual los padres comienzan a contactarse con una realidad sumamente compleja y dura y no están en condiciones anímicas de dimensionar el impacto que tendrá aquello que resuelvan para ellos, para sus hijos y para la vida familiar en general.

 El momento del diagnóstico suele ser una situación de fuerte shock y aturdimiento, las verbalizaciones de madres y padres suelen aludir a sensaciones corporales más que a emociones, lo cual da cuenta de lo traumático de la situación, como un golpe que llega sin aviso: “sentí un baldazo de agua fría”, “sentí que flotaba en el aire”, “estaba a punto de desmayarme”, “empecé a temblar y no podía controlar el temblor”. Sólo en un momento posterior surge la posibilidad de dar cualidades a sus sentimientos y pensamientos. Sin embargo, también existen casos en los que estas situaciones pueden desencadenar lo que denominamos neurosis traumáticas o tóxicas, en las que aparecen manifestaciones ligadas a alteraciones somáticas duraderas, como podría ser retracción, tendencia a accidentarse, trastornos de la alimentación, trastornos del sueño, violencia, consumo de sustancias. Dado que en el grupo familiar todos se encuentran inmersos en la situación de shock, resulta sumamente difícil verbalizar lo que ocurre y frente a esta dificultad, los integrantes del grupo pueden defenderse de la realidad y de los afectos que esta despierta anestesiándose, lo cual profundiza su estado de desvalimiento psíquico.

 Luego del diagnóstico, los padres se encuentran en un estado de vulnerabilidad extrema. Si bien suelen darse distintas configuraciones y procesamientos en las familias, las investigaciones que hemos desarrollado van en la misma dirección de nuestra experiencia clínica: la tríada padre-madre-bebé suele desarticularse: la madre se acerca al hijo y el padre queda excluido en mayor o en menor medida, por fuera de ese vínculo dual y próximo entre madre e hijo. La situación de exclusión de la díada hace que el padre considere que el mejor modo de hacerse presente es desde el lugar de proveedor. Esta situación, si se mantiene a lo largo del tiempo, suele traer como consecuencia la experiencia de una profunda soledad, incomprensión y falta de reconocimiento por parte del cónyuge, en ambos integrantes de la pareja.

 Desde allí, las madres generalmente establecen un vínculo dual con los profesionales, que muchas veces quedan ubicados en un lugar de mucho poder. Delaroche (2010) hace referencia a esa situación de vulnerabilidad: “Este estado mental particular, pone a los padres en una posición de dependencia infantil o de sumisión, como en un estado hipnótico. Pueden encontrarse tomados por un discurso médico en el cual dominan las ideas médicas sobre reparación, rehabilitación, readaptación” (p. 4). Con la alianza parental fragilizada, el lugar de los profesionales adquiere un valor desmedido y su palabra, sobrevalorada.

 Luego del primer momento de shock y de un segundo momento en donde los padres comienzan a desplegar las primeras estrategias de reorganización con apoyo de los profesionales, aparece un tercer momento que consiste en comenzar a desarrollar una reorganización más duradera y global. Estas manifestaciones tienen un fundamento profundo, en la ruptura de un equilibrio previo, y la necesaria y forzada reformulación de proyectos personales y familiares.

 Aquí es donde los grupos de reflexión sobre la parentalidad vienen a contribuir a una mirada sobre sí mismos, necesaria en los momentos que estamos describiendo, teniendo en cuenta que tanto padres como madres, aunque sientan la necesidad de consultar con un psicoterapeuta no lo hacen sino que se abocan a resolver las necesidades de su o sus hijos. Aunque perciban su vulnerabilidad, hay otras situaciones más urgentes que resolver. El grupo ofrece la posibilidad de favorecer el desarrollo de la experiencia de la parentalidad dando lugar al encuentro con los propios pensamientos y sentimientos, a la reflexión sobre lo impensable, al encuentro de recursos y herramientas para resolver problemas cotidianos, reflejarse en otros, propiciar la creación y el sostenimiento de un espacio de crecimiento personal, y sentirse acompañado por pares y profesionales.


 Bibliografía
Delaroche, J. M. (2010) “Quels tiers pour l’enfant sourd et sa famille?”, comunicación
en la 10ª Journée de l’Association Ramses, Paris.
Freud, S. (1920g) Más allá del principio de placer, A. E., 18.
Freud, S. (1926d [1925]) Inhibición, síntoma y angustia, A. E., 20.
Kazez, R. (1998a) “La intervención del psicólogo en el ámbito de la discapacidad. Problemas específicos”, en Revista Actualidad Psicológica, 256, Buenos Aires.
Kazez, R., Melloni, G., Maldavsky, D. (2014) “Estudio del discurso de madres oyentes de hijos sordos. Detección de diferentes momentos luego de haber sido informadas acerca del diagnóstico”, en Subjetividad y Procesos Cognitivos, 18, 157-175, Buenos Aires.
Maldavsky, D. (1995a) Pesadillas en vigilia, Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Veisson, M. (1999) “Depression Symtoms and Emotional States in Parents of Disabled
and Non-Disabled Children”, Social Behavior and Personality , 27, 1, 87-98.
Yau, M., y Li-Tsang, C. (1999) “Adjustment and Adaptation in Parents of Children
with Developmental Disability in Two-Parent families: A Review of the Characteristics
and Attributes”, British Journal of developmental Disabilities, 45-1, 88, 38-51.




[i] Psicoanalista
Dra en Psicologia (UCES)
DEA de Psychanalyse (Universidad Paris 7 Denis Diderot) 
Magister en Problemas y Patologias del Desvalimiento (UCES).
Docente de posgrado en UBA y UCES.
Desarrolla su trabajo clinico con personas con discapacidad y sus familia.