Por Daniela V. Martínez[2]
Ana, de 8 años, durante el espacio de alfabetización comienza a rascarse intensamente su brazo hasta lastimarse. Al correr el puño de su buzo, le deja entrever a la psicopedagoga su piel marcada, mostrando que no se trata de la primera vez. Luana, de 14, durante la entrevista de admisión se angustia al relatar cómo sus compañeros la hostigan, mientras lentamente des-cubre sus muñecas, que marcan una historia llena de cicatrices –quién sabe desde cuándo-.
Para quienes estamos en contacto con niñxs y jóvenes en forma cotidiana
nos resulta cada vez más frecuente encontrarnos con escenas de este tipo, donde
frente a situaciones que angustian, estresan, dan bronca e impotencia (entre
otras), algunxs niñxs y jóvenes lastiman su propio cuerpo.
Muchas veces estas lesiones no son leídas como tales y pasan “de largo”
como “lastimaduras ocasionales”, “accidentes domésticos”, “comportamientos
adolescentes para llamar la atención”, motivos por los cuales son subestimados
o directamente ignorados. En general, esto ocurre hasta que un evento mayor se
presenta como insoslayable ó, en un escenario más esperanzador, hasta que algo
empieza a posibilitar des-cubrir y comenzar a poner palabras allí donde hubo
cortes y silencios.
Cuando este “grito” plasmado en el cuerpo puede ser visto, escuchado, e incluso
alojado por alguien, en general, surge cierto alivio por parte del niñx o joven
en cuestión, a la vez que –del otro lado- cierto temor de quien escucha, frente
a un frecuente “no saber qué hacer” con eso que se manifiesta evidente.
Situaciones como las relatadas al inicio nos conmueven, nos preocupan, nos angustian
y, muchas veces, nos resultan incomprensibles. Nos enfrentan con algo
enigmático, doloroso, ¿innombrable?
Las Autolesiones son una de las tantas formas de comportamientos autodestructivos.
Comúnmente se las asocia con “intentos de suicidio”, pero en muchas ocasiones
se trata de comportamientos sin intención
suicida consciente. Surgen en una búsqueda desesperada por obtener alivio, como un intento de disminuir y controlar el
malestar o dolor psíquico intenso. Los relatos asociados a estas experiencias
en general remiten a sentimientos de odio, de frustración, de
impotencia, de angustia, rechazo o abandono. En general, a estos eventos
sobrevienen fuertes sentimientos de vergüenza y culpa, llevando en ocasiones al
aislamiento.
Muchos de estos
comportamientos se inician por imitación, como mecanismos para afrontar ciertas situaciones que se tornan abrumadoras,
volviéndose a veces habituales, en ocasiones hasta adictivos (descriptos como algo que “no se lo puede
dejar de hacer”) y absolutamente riesgosos.
Paradójicamente, las autolesiones, a la vez que ponen en riesgo la
continuidad de la propia vida, surgen para algunxs niñxs y jóvenes como un modo
de sostenerse ligado a ella.
La soledad y un recurrente sentimiento de incomprensión suelen acompañar
el momento en el que se consuma la autolesión. Los Foros en Internet cumplen una doble y peligrosa función: como lugares
de contención, donde se encuentra compañía y comprensión, ya que se produce el
encuentro virtual con otrxs a quienes “les pasa lo mismo”; a la vez que resultan
nichos en los cuales se dan todo tipo de consejos e indicaciones de cómo
lesionarse.
Quienes trabajamos con niñxs y jóvenes nos vemos en lo cotidiano enfrentados
con el desafío de dar lugar a la palabra,
escucharla, revalorizarla como instancia expresiva, comunicacional y relacional
por excelencia –a contramano de cierta tendencia epocal-.
Las palabras en todas sus formas, la expresión plástica, lúdica, musical,
no sólo “sirven” a la hora de traducir los propios sentimientos y pensamientos,
sino que posibilitan su reconocimiento, su elaboración y comunicación. Abren a un
“nuevo” campo de relación y expresión donde encontrarse con otrxs, y esto tiene
un efecto aliviador, esperanzador, la mayoría de las veces.
Tenemos el deber ético de garantizar y habilitar a niñxs y jóvenes
instancias donde la expresión sea posible. Donde sean escuchados y “tomados
enserio”. Tal vez ahí donde aparece el tan frecuente: “Dejálo, está llamando la atención”, tengamos que decir, en cambio:
sobre todo porque está “llamando la atención” de ese modo y no de otros es que
estamos convocados a hacer algo, como “co-autores” implicados y necesarios en
su existencia.
Al dejar pasar
“de largo” las conductas autolesivas corremos el alto riesgo de estar validando
y facilitando ciertas
modalidades de expresión, comunicación e interrelación que resultan sumamente dañinas,
restrictivas, y –fundamentalmente- riesgosas.
El desafío entonces es idear,
propiciar y habilitar otros usos posibles del cuerpo que posibiliten
experiencias de alivio, elaboración y comunicación de las propias vivencias. Desde
lo creativo, lo expresivo y fundamentalmente lo vital podemos ofrecer otros
modos que puedan resultar eficaces, de los cuales tanto niñxs como jóvenes
puedan apropiarse.
La música, la danza, el teatro, la escritura, espacios colectivos de
reflexión e intercambio de ideas, las artes plásticas y, fundamentalmente, la
posibilidad de hablar con otrxs de lo que les pasa, desde una escucha genuina y
empática, resultan escenarios prometedores para otros desenlaces posibles.
[1]
Se utiliza la equis (“x”) en todos
los casos en los que pueda denotarse el género, desde una perspectiva
inclusiva.
[2]
Daniela V. Martínez
Licenciada en
Psicología (U.B.A.). Especialización en
Psicoanálisis con Niños –UCES y APBA-. Diploma Superior en Psicoanálisis y
prácticas socio educativas (FLACSO).
- Psicóloga en Centro Integral de Desarrollo Infantil (CIDI).
Municipalidad de Tigre.
- Terapeuta de niñxs, jóvenes y adultxs en ámbitos públicos y privados.
- Co-coordinadora de Infancia en Movimiento (http://infancia-movimiento.blogspot.com.ar/).
- Ex docente (en instituciones públicas y privadas) e investigadora y becaria UBACyT.
- Autora
de varios artículos sobre la temática.
“Reconocida por la Asociación
Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial
de la Salud (OMS) por la colaboración y trayectoria en la prevención del
suicidio”.
Contacto: lic.dvmartinez@gmail.com